miércoles, 17 de febrero de 2010

Capítulo 13: Alrededor de la nada

Al amanecer me encontraba sola en la cama de Bill. No quería que sucediera nada sin antes hablar con él sobre lo de Edward, pero al final sucedió. Me hizo suya solo con oírme hablar. Me sentí en la gloria con el sonido de su respiración sobre mí y de su posesión, era suya, le pertenecía, pero… Yo me sentía sucia y despreciable. Bill me quería, me amaba, pero me había acostado con Edward, por el cual solo sentía deseo, pasión y ganas de tirármelo en cualquier rincón del universo, en público o en privado. Edward me había dicho que era un hombre con principios y responsabilidades, y también me había dicho que estaba enamorado de mí y de su esposa, mi prima. Esas dos afirmaciones poco tenían que ver con la realidad que yo estaba viviendo.


No sabía qué hacer en una casa tan grande como la de Bill yo sola, así que me levanté, cogí mis braguitas y vi un post-it de Bill al lado de un albornoz de seda de color hueso pálido.

Estoy en el sótano, “echando mi siesta diurna”, coge lo que quieras de la cocina, hay comida para ti. Después puedes jugar a las videoconsolas, conectarte a internet, ver la tele o simplemente prepararme la cena. Te amo princesa.



Qué sarcástico que era para ser un vampiro. Y otra vez me había dicho las dos palabras “mágicas”…

Cogí mi bolso y saqué mi teléfono móvil para avisar a mi madre de que había pasado la noche en casa de Bill. No sabría cómo se lo tomaría, a pesar de que Bill le gustaba, era mucho más mayor que yo. Por supuesto, mi padre se lo tomaría mal, solo tuve que ver la reacción que tuvo al conocerlo justo ayer.

Vaya, no hay cobertura. Voy a bajar al piso de abajo – pensé. Cogí una camisa de botones que había en el respaldar de un sillón del dormitorio de Bill y me la puse debajo del camisón. Era pleno agosto pero estaba refrescando un poco, muy raro estando en Bon Temps, unos de los pueblos más calurosos en el estado de Louisiana.

Como aún no tenía cobertura en el teléfono en el piso de abajo, salí al jardín seco propio del verano para contactar con mi madre. Nada, aún no conseguía nada… Me estaba empezando un poco a mosquear con este dichoso pueblo, así que caminé un poco más con el móvil en alto como una idiota. De repente, escuché un ruido entre los arbustos, lo que me hizo sobresaltarme. Qué raro, Bill no tiene unas vallas que delimiten entre unas casas y otras… Joder, es que no hay más casas alrededor, ¡mierda! – Pensé asustada, mientras me di cuenta que ya no me encontraba cerca de la mansión grande y solitaria de Bill. ¡Oh, oh! – Joder cada vez estaba más asustada.


Miraba a mi alrededor y sólo había hierbajos secos, arbustos pequeños, helechos y árboles viejos. Y después de toda esa naturaleza, estaba yo, vestida simplemente con unas braguitas, una camisa de botones larga y un albornoz fino. Ya no me acordaba en qué dirección estaba la casa de Bill y él no podría ayudarme si lo llamaba, aún era pleno mediodía y él estaba durmiendo plenamente en la oscuridad de su ataúd.


Intenté recordar algún conjuro del libro de brujería de mi abuela, pero no recordara alguna que sirviera para esta situación… Me senté en una piedra robusta del medio del bosque, cerré los ojos fuertemente y me concentré, a ver si encontraba alguna solución. De nuevo escuché el mismo sonido que venía de los arbustos de mi alrededor.

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? – Dije en voz alta y asustada.



Abrí los ojos y miré detrás de mí… ¡Ay señor! Que estoy en el cementerio… ¡Qué yuyu!- Al ver dónde me encontraba, me até más fuerte la bata a mi cintura y aligeré el paso lejos del cementerio, mirando de vez en cuando hacia éste… por si las moscas, nunca se sabe. De repente me topé con algo duro y me caí al suelo, dejándome sin conocimiento y entrando en un sueño profundo e incesante…

PVO BILL

Después de dejar durmiendo a Shasha en mi cama de matrimonio, bajé a la cocina y me tomé un poco de sangre True Blood, la sangre fresca del frigorífico sustituiría a la sangre que le “robé” a Shasha mientras le hacía el amor. Estaba sediento de sangre, a pesar de haberme alimentado un poco de ella. No sabía si eran cosas mías, pero la sangre de Shasha era muy diferente a todas las que había probado. Para quitarme ese sabor extraño y, con perdón y respeto a ella, un poco asqueroso, abrí una botella de sangre fresca del tipo AB. Su sangre no me alimentaba del todo, pero aún así la mordía por pura pasión y morbo. Al morder su dulce y esquelético cuello, se me ponía dura mi polla muerta. Era una eyaculación inminente al probar su sangre y sentir mis afilados colmillos rompiendo la piel de su cuello y entrando en su vena yugular. Sentir esa sangre entrando en mi boca y llenarla, aunque no me gustara su sabor, hacía que mi polla palpitara como nunca.

Ella era una diosa del sexo y yo un romántico empedernido. Era, o eso parecía, una loca experimentada, se dejaba hacer de todo y yo poco le hacía. Yo no estaba seguro de poder hacer todo lo que quería y lo que había experimentando en mi siglo de vida, porque con todas las humanas con las que había estado las trataba con cuidado y dulzura, con miedo a hacerles daño. Pero con Shasha era diferente, parecía una vampira, quería más y con riesgo. Sentía su poder sobre mí mientras la hacía mía.

Yo, en cambio, quería expresarle con caricias, hechos y palabras mi amor por ella, no podía dejar de decirle cuánto la amaba. Era un sentimiento similar al que sentía por mi esposa durante mi vida como humano y que pensaba no poder recuperarlo después de todo lo que me había pasado en mi vida como vampiro. Cuando era joven me dejaba llevar por vampiras de apariencia joven, bellas y experimentadas, pero éstas solo quería ser dueñas de mí y utilizarme para sacarse provecho. Después solo estaba con vampiras por puro placer y deseo, olvidándome de ellas a la noche siguiente. Y por último, conocí y me enamoré de una humana, vecina de mi mansión en Bon Temps. Sookie era un caso especial, una humana especial; ella era telépata, podía leer las mentes de la gente, algo que la frustraba, le producía dolores de cabeza y le hacía sentir inferior frente a las demás personas. Ella conmigo encontró un amor diferente, puesto que las mentes de los vampiros no podía leerlas al estar muertos. Al estar conmigo era un alivio, pero en mi mundo descubrió aspectos diferentes y más vampiros, con los cuales me traicionó mientras yo seguía locamente enamorado de ella. Sentía que iba a morir del profundo dolor que hería en mi alma… Siempre había pensando que todavía mi alma se hallaba en mí, puesto que nunca he matado por matar, por sentirme superior frente a los humanos, he amenazado y hecho daño siempre y cuando lo he visto justo y necesario. Con Shasha me sentía pleno, y, por primera vez durante mi vida como vampiro, tenía miedo e inseguridad que ella no sintiera lo mismo o algo cercano hacia mí.


Tras beberme dos botellas de True Blood y haber reflexionado sobre mis relaciones con las féminas, subí de nuevo a la habitación para darle un beso a Shasha de buenas noches- buenos días y le escribí una nota donde le decía que no iba a estar durante el día para ella porque estaría en mi ataúd. Me dirigí a sótano y cerré la tapa del ataúd. Ahí estuve durmiendo profundamente como unas 6 o 7 horas, hasta que me desperté sobresaltado… Algo le había pasado a Shasha…


- ¿Qué coño ha pasado ahora? – Dije alterado.

Estaba seguro porque tenía esa sensación debido a su sangre fluyendo en su interior. Y no podía hacer absolutamente nada. Estaba ahí, en el interior de mi ataúd, con una desesperación terrible y sin poder salir. Sentía el calor del sol a través de las sombras del ataúd. Tenía dos opciones. Si salía ahí fuera moriría quemado en el intento. Si no salía y me quedaba en la oscuridad, Shasha podría morir y todo por mi culpa… Aunque Bill, no estás seguro de que pueda estar en apuros Shasha… – pensé un poco optimista… Eso no me servía de nada… Seguía preocupado y encerrado.

PVO EDWARD


- ¡Edward, el móvil te suena! – Me gritó Bella.

- ¡Amor tráemelo! Estoy un poco ocupado.

- ¡No puedo! Me duele la tripa… - dijo quejándose.

Esta mujer está embarazada cuando le interesa…- Pensé mientras me levantaba del escritorio y me dirigía al dormitorio del hotel de Baton Rouge donde nos alojábamos. Cogí el móvil y vi el nombre de mi hermana Alice reflejado en la pantalla…

- ¡Qué raro! Es Alice, Bella.


- ¿Habrá ocurrido algo? ¡Cógelo! ¿A qué esperas? – Me dijo Bella algo inquieta mientras se tocaba la barriga ya notable.


- Hola enana, ¿qué pasa? – Dije dirigiéndome al teléfono móvil.

- ¡Edward! ¿Dónde estás? ¿Con quién estás? – Me dijo Alice chillando y atropelladamente.

- Tranquila, tranquila. A ver, ¿qué te pasa? Estoy con Bella en un hotel en Baton Rouge, porque estoy conociendo a su familia de aquí.

- Y… ¿Shasha? ¿Está con Bill? – Me preguntó dudosa.

- ¿Shasha? – Me empecé a preocupar.- ¿Le ha pasado algo a Shasha? ¿Qué has visto, joder Alice?

- Cariño, ¿qué pasa con Shasha? – Me dijo Bella desde la cama intentando moverse con dolor.

- Espera Alice – tapé el audífono del teléfono.- Bella no te muevas de la cama, mi amor, que estás mal. Voy a la otra habitación a hablar con Alice, que ha pasado algo y no sé el qué, ¿vale?

- Vale, pero… dime lo que pasa cuando termines – me dijo mientras me acercaba y le daba un pequeño beso en los labios.

Ya en la otra habitación del pequeño apartamento, respiré profundamente y comencé a hablar con mi hermana. Algo me olía raro y tenía que estar preparado…


- Alice, dime ya, que estoy solo.


- A ver, respóndeme lo último que te pregunté. ¿Dónde está Shasha, las has visto últimamente? ¿Sabes si está con Bill?

- No lo sé, habla más despacio “terremoto”. Ayer estuvimos en casa de Shasha, y creo que iba a salir con Bill por la noche. Pero desde ahí no sé nada más. ¿Por qué Alice? ¿Qué has visto?

- A ver Edward, primeramente te llamo, porque sé que te preocupa Shasha y sé que sientes algo por ella importante, ya sea amorosa o sensualmente.

- Mmmm, ¿y tú cómo coño sabes eso? – Me estaba empezando a desesperar y a mosquear con mi hermana.

- Por si no lo recuerdas… Veo el futuro Edward… Y vi que sucedía… Así que… cuéntame, ¿ya sucedió?

- Sí, mierda, ya pasó. Pero joder, no le digas nada a Carlise y menos a Esme… Y, por supuesto, por muy amiga que seas de Bella, no le digas nada a ella, por favor… Estoy esperando el momento, estoy hecho un lío y Bella está algo enferma por el embarazo… Así que… ¿me quieres decir de una puñetera vez que coño le pasa a Shasha?

- Vale, pero respira hondo ¿ok? No interfieras mucho en su situación futura, porque veo a Bill muy enamorado de ella.

- ¿Y yo qué Alice? – La corté en seco.- Yo también lo estoy…

- Tú ya tienes una esposa Edward Cullen. Así que te voy a decir qué pasa y qué vas hacer. Intentas salvarla y te quedas como antes, como el marido de su prima, ¿de acuerdo?

- Joder, sí. – Eso no se lo cree ni ella.- Dime ya qué sucede Alice.

- Shasha estaba en la casa de Bill, pasó la noche allí. Y como Bill no puede salir a luz de sol no puede ayudarla… Y la han secuestrado. En un bosque, cercano al cementerio colindante de la mansión de los Compton. No he visto quién, pero sí sé que ha sido uno como nosotros –soltó todo atropelladamente.

- ¿Un vampiro? Mierda… - ¿Por qué a Shasha, joder?

- Sí, un vampiro de la zona – se paró en seco.- Espera, no sabía que había vampiros en Bon Temps, Edward… Pensaba que Bill era el único de por ahí.

- Pero en Sheverport sí que los hay, y hay docenas… Sheverport está cerca de Bon Temps, Alice.

- ¿Puede ser de ahí ese vampiro Edward? No conozco la zona… Después pregunto a Jasper si conoce esa parte del sur del país.

- Alice, ¿por qué no le preguntas a Carlisle quiénes son los jefes de esa zona? Sé que la reina del estado de Louisiana es una tal Sophie-Anne, pero nada más.

- Carlisle dice que el jefe de esa zona es un vampiro muy viejo y vikingo, espera, ¿vikingo Carlisle? – Le dijo Alice a mi padre extrañada.- Pues ese hombre ese llama Eric Northman, que si quieres contactar con él tiene un local nocturno en Sheveport, donde la mayoría de sus clientes son vampiros…

- Vale, entonces me pondré en contacto con él, a ver si sabe algo. – Alice se quedó callada un momento.- Alice, ¿sigues ahí?

- Edward, papá ha averiguado algo más que no sabíamos… Bill es el inspector de la zona cinco de Louisiana, es decir, de la zona donde manda el vampiro Vikingo.

- Y ¿qué tiene que ver eso? No lo entiendo…

- Que podía haber algún vampiro por los alrededores para contactar con Bill cuando Shasha estuvo por ahí… Y se cogió a Shasha de presa, Edward…

- Mierda… - Mi mundo se desmoronaba.- Bueno Alice te dejo, que cuanto más tarde en investigar y llegar a la zona, puede ser peor para Shasha…

- Vale hermano. Adiós, si necesitas algo sabes que con mi porsche llego en un momento. ¡Suerte! – Se despidió Alice.

Guardé el teléfono en el bolsillo de mi pantalón y mandé a Bella a coger algo de ropa para dejarla en casa de Shasha.


- Pero, déjame irme contigo Edward, Shasha es mi prima.

- ¿Cómo vas a venir conmigo con esa tripa dando por culo todo el día Bella?

- ¡Cómo que dando por culo Edward! Es tu hijo también – dijo alterada.

- Vale, perdona. Pero cuanto más tarde, es peor querida. Así que si te encuentras mal tienes a tus tíos contigo, a tu disposición.

- Perdonado, pero solo acepto para que el bebé esté bien – me dijo dulcemente. No podía amar más a esta chica, era mi vida.- Venga, vámonos ya – me dijo rápidamente.

Me dirigí con Bella a la casa de Shasha y, sin comentar nada a sus padres, me fui rápidamente. Menudo marrón, lo de sus padres – pensé mientras me dirigía hacia Bon Temps… Tenía que encontrar a Shasha, o en su defecto a Bill y ayudarnos mutuamente. ¿Shasha le habrá dicho algo de nosotros? No es hora de pensar en eso Edward…



PVO SHASHA


Me sentía magullada por todas partes, con mucho dolor de cabeza y con mucho frío. No sabía dónde me encontraba, así que intenté abrir los ojos, muy lentamente.

Según los abrí, vi una habitación con luces rojas y negras, parecía un sótano o una habitación procedente de un puticlub. Vi a un hombre de raza negra, muy guapo, fuerte y de cara amable.

- Hola pequeña, ¿estás bien? – Me dijo el hombre. Yo asentí sin poder pronunciar ninguna palabra, estaba muy asustada, y más después de ver que tenía atados los pies. - ¿Quiere que te ate también las manos? – me dijo de nuevo con un tono de voz persuasivo y malvado. Yo negué con la cabeza, no quería sentir más dolor procedente de alguien desconocido.



De todas formas, me ató las manos también. Estaba temblando y me abofeteó para que estuviese quieta. A continuación, me eché a llorar como una magdalena en cuanto sentí un chorro de sangre que resbalaba desde una esquina de la cabeza. El hombre se acercó y me tocó la herida, oliéndola y sonriendo. ¿Sería un vampiro también?


- Mmmm, esto le gustará al jefe – dijo el hombre mientras saboreaba la sangre de sus dedos marrones y anchos.



Según me seguía tocando la cabeza y seguía disfrutando del sabor de mi sangre, me sentía desvanecer, con dolores profundos de cabeza y escalofríos por todo el cuerpo.


Necesitaba a Bill, necesitaba que estuviera conmigo abrazándome, diciéndome que todo iría bien y que amaba con todo su ser… ¿O necesitaba a Edward y su calor y deseo reconfortante? No sé que necesitaba ahora mismo, sino salir, estar a salvo y con mis padres como estaba hacía tres meses…

Finalmente me desvanecí, queriendo estar así, en ese mismo estado, por mucho tiempo. Al menos el tiempo en que no pudiera estar sana y salva.