Ahí estaba Shasha, tan guapa como siempre, mientras descansaba de todo lo que había pasado en estos días horribles para ella. Me acerqué a su cama y me apoyé en la cristalera de su balcón. Menos mal que su perro también dormía… Sino la que me esperaba…
Pensé en todo lo que quería decirle… Nunca me había preocupado tanto por una mujer, ni por mi propia esposa. Me encontraba fatal por Shasha, más que cuando Bella fue en busca de James y sentí que moría por ella, más que cuando me enteré de que Bella se caía por el acantilado en Forks. Bueno… tanto no… No exageres… Es verdad, tanto no… pero se asemejaba bastante.
Me acerqué a su cara sigilosamente y posé mis labios en su frente. Me extrañé porque exhalaba aire frío y su frente estaba ardiendo. ¿Tendría fiebre?-Pensé. Quizás sí, había pasado por mucho en estas últimas horas. Pobrecita mía… No entiendo por qué tuvo que ser ella. Cuando se despertara querría respuestas de lo sucedido y el cómo llegó aquí, desde el norte del estado de Louisiana. Iban a pagar muy caro quien le hubiera tenido retenida.
- ¡No me toques! – Chilló. La miré pero aun tenía los ojos cerrados y la cara fruncida. A lo mejor estaba soñando…- ¿Por qué? ¿Por qué a mí?- Sollozaba.
- Shhh, Shasha. Ya estás a salvo, está todo bien, tranquila- le dije en susurros.
Pero ella no me contestó. Estaba soñando. Siguió con temblores y espasmos, así que decidí quedarme con ella hasta que Bella se despertara… Total, yo no dormía y no tenía nada que hacer.
Bella y yo nos tendríamos que volver a Forks dentro de tres días, pero ahora ninguno de los dos queríamos marcharnos, hasta que todo estuviera en orden con su familia y con su prima. La verdad que yo sentía que no podía alejarme de Shasha, cada vez me sentía más unido a ella desde que probé su sangre… Y eso que me había sentado muy mal y había vomitado tras tomarla con mis dientes… Quizá hubiese sido porque ella era una bruja cazavampiros o quizás hacía tanto tiempo que no probaba la sangre humana que mi cuerpo reaccionó de esa manera. Había tenido tentaciones con Bella desde que me casé con ella y todas las veces que la había hecho mía pero siempre pensaba en que era la delicada Bella y que había luchado mucho en no convertirla en un monstruo como yo… Pero con Shasha me daba igual su delicada piel, me ponía a cien toda ella, y por eso no me importaba lo más mínimo hacerle daño… Estaba seguro que sentiría placer…
Tenía que quitármela de la cabeza antes de reanudar mi monótona vida en Forks, con mi familia y con mi esposa… Ya no la volvería a ver en meses, o quizás años. No podía estar comiéndome la cabeza por Shasha ahora que no la iba a ver en mucho tiempo… Y menos en mi condición de vampiro, donde los años son eternos.
Decidí darle un beso de buenas noches a Shasha ahora que se encontraba más tranquila e ir a la habitación donde se instalaban Alice y Jasper. Tenía que desahogarme un poco, ya que Alice había visto en sus visiones lo que había ocurrido entre Shasha y yo. Toqué la puerta y no escuché ningún ruido. Juraría que estaban dormidos, a pesar de que eran vampiros.
- ¿Hola? – Toqué la puerta y la abrí un poco.
- Pasa Edward- me dijo Jasper.
- ¿Interrumpo algo? – A lo mejor estaban haciendo manitas…
- Que va, estoy solo. Alice fue a dar un paseo… tenía hambre.
- ¿Vino sin alimentarse?- Pregunté extrañado. Mi hermana siempre era muy precavida.
- Sí, se despistó y ahora estar en una casa con más de un humano la trastoca un poco.
- Entiendo Jazz… ¿Y tú, viniste alimentado?
- Sí, tranquilo… ¿Qué te ocurre? Te siento apenado… - observó Jasper. Mi hermano tenía un don de averiguar qué emoción llevabas encima y podía manejar tus emociones.
- Sí. Es por Bella…
- ¿Qué os pasa?- Y por Shasha – le interrumpí.
- Siento amor… ¿hacia Shasha Edward? ¿Y Bella qué? – Preguntó confundido.
- También… Lo siento si sueno un poco brusco: primero a Shasha la veía como un polvo salvaje… ahora la veo como…
- Un polvo dulce… - acabó Jasper mi conclusión.
- Cierto. Y no sé qué hacer… No la voy a ver más durante mucho tiempo.
- ¿Y ella? ¿Siente lo mismo?
- No lo sé. Sé que le gusta Bill más que yo… Pero yo soy el de los polvos.
- No te sientas desdichado, hermano –me dijo entre risas.- A lo mejor él no le da el mismo placer que el que tú le das a ella– bromeó Jasper.
- No estoy para risas Jazz… Pero es que no sé si despedirme de ella o dejar las cosas como están…
- ¿Y Bella? ¿Sospecha algo?
- ¡Qué va!
- Pues lo que yo haría, dios no lo quiera – dijo entre risas, - es estar con ella y si surge, que surja… ¿no crees? Si pasa algo es por alguna razón, ¿no?
- ¿Qué están tramando? – Nos interrumpió Alice entrando en la habitación.
- Antes de preguntar, lávate al menos la cara cariño – le dijo Jasper con dulzura.
- Vale Jasper… Pero después me contáis, ¿de acuerdo? – Dijo Alice mientras se acercaba a mi hermano y le daba un beso.
- Bueno, bueno. Me voy antes de que os pongáis amorosos y pastelosos, ¿vale?
- Bueno tío, que tomes una buena decisión. ¡Suerte! – me dijo Jasper mientras me estrechaba la mano.
Me encaminé hacia el dormitorio de Shasha, no sin antes pasar por el de Bella, a ver cómo se encontraba. Estaba en posición fetal y dulcemente dormida. Subí las escaleras y cerré la puerta de la madre de Shasha. Fui al cuarto de baño y me dediqué unas palabras frente al espejo, para motivarme un poco. Seguí el pasillo y entré en la habitación de Shasha. Ya había despertado.
POV SHASHA
Aún era de noche cuando desperté… No podía dormir más, lo había hecho desde que Rhage me trajo a casa. Rhage era un vampiro diferente a los demás, era adulto, responsable, bromista, hermoso y muy solidario. Así lo fue conmigo, quizás porque su esposa también era humana, aunque yo ya no era humana del todo…
Por esa virtud pude lograr escaparme con ayuda de Rhage de aquel lugar… De aquel espantoso lugar. Desde que había descubierto mi condición de bruja todo me había ido a peor… Pero tengo que dar las gracias a mi virtud por haberme escapado de una buena.
- Shasha, ¿estás despierta? – Me tocó Edward el hombro.
Pensaba que se había marchado, pero no, había vuelto y seguro que me había visto despertar.
- Sí, ¿cómo estás? – Después de su confesión de amor supuse que, durante mi desaparición, lo tuvo que pasar mal.
- Pues me tenías preocupado – dijo desesperado mientras me abrazaba con fuerza.
- Pero ya estoy bien, gracias a Dios. No te preocupes más – le dije tranquilizándolo… - ¿Estás llorando Edward?
- No, sollozando… Bueno sí – dijo mientras hacia un intento de lágrimas que nunca soltaría.- No me vuelvas a hacer esto, ¿vale Shasha? – Me zarandeó por los hombros. – Nunca más, ¿me oyes?
- Yo no pretendía que me hiciesen nada… Era de día, no podría haber ningún vampiro del estado rondando. Sólo pretendía no aburrirme mientras dormía Bill…- En cuanto pronuncié su nombre me acordé de él y de su sufrimiento… También observé el sufrimiento de Edward en su cara cuando pronuncié su nombre.- ¿Sabes algo de Bill? – Sin embargo, le pregunté.
- Sí, estaba tan destrozado como yo Shasha… - me dijo apenado.
- ¿Qué te pasa Edward? No te apenes más, estoy bien.
- No es eso… ¿No te das cuentas que Bella y yo nos tenemos que ir dentro de tres días?
- Y ¿qué pasa? – Le pregunté… No quería ver la verdad, la verdad de que Edward ya no iba a estar aquí, cerca de mí…
- Shasha, ¿qué no entiendes de la situación?- Shasha, no lo ignores.- Shasha, respóndeme- me dijo Edward, enfureciéndose cada vez más.
De repente se escuchó un grito, procedente de la garganta de Bella.
- Edward, ¡corre! Algo malo le pasa a tu bebé – entró Alice por la puerta de mi habitación, algo había pasado en sus visiones.
Me levanté y me puse una bata corriendo mientras me dirigía a la habitación de mi prima. Observé a Bella desde la puerta del dormitorio. Le había fallado y no podía acercarme.- ¡Bella! ¿Qué te sucede? – Preguntaba Edward desesperado.
- ¡El niño! Me duele, se mueve, ¡no sé! – Se desesperaba también Bella.
- ¡Alice! Llama a tu padre.
- Buena idea Shasha.
Se quedaron todos alrededor de Bella, incluida mi madre, mientras yo me dirigía a la cocina a hacerme un café bien cargado. Alguien tocó a la puerta. Imposible que sean los Cullen que faltan. Pero me equivocaba, era Bill. No me dirigió la palabra, solo me cogió de la cintura, me elevó y me abrazó. Yo le cogí del pelo, se lo zarandee y le besé en la coronilla. Lo había echado tanto de menos… Dios mío.
Nos miramos a los ojos y no dijimos nada… Tanto solo nos quedamos tocándolos y mirándonos… hasta que llegó Edward. Justo me separé, no quería que me viera así con Bill… Bill me miraba extraño… ¡Qué lío!
- Perdón por interrumpir – se disculpó Edward mirando hacia el suelo.- Shasha, Alice quiere hablar contigo.- Vale, gracias- me dirigí a Bill.- Ponte cómodo, si quieres, ¿vale?
Subí escaleras arriba donde me esperaba Alice y Jasper.
- Shasha tenemos que hablar… Y es en serio- Y ahora qué hice yo…
- Sé que estás confundida Shasha, y yo soy bueno con los sentimientos… Así que te voy a ayudar, ¿vale?- Me dijo Jasper.
- Ayudarme ¿con qué?
- Shasha, no somos tontos… Somos mayores ya… - dijo Alice.
- Alice, calla y déjame a mí- dijo Jasper.- A ver Shasha, no lo hemos averiguado nosotros, sino nos lo dijo desesperado Edward… No sabe qué hacer
- Lo siento, pero yo no… - No finjas Shasha…
- Shasha ¡para ya! – Gritó Alice.- ¡No te hagas la loca!
- ¿Qué pasa aquí? – Dijo Bill cabreado. ¡Ups!- Shasha, ¿qué pasa?
- Mira Bill, no es por molestar ni nada pero… No te entrometas, no tiene nada que ver contigo… - Le dijo Alice.
- Todo lo que tenga que ver con Shasha me incumbe, ¿vale?
- ¿Estás seguro? – Dijo esta vez Edward… ¡Oh, oh!
- ¿Seguro de qué? Shasha es mi chica y toda ella me importa.
- Bill… Shasha no ha sido del todo sincera contigo… - dijo Edward.
En cuanto dijo eso me fui con un arrebato a mi dormitorio. Sabía que era una actitud niñata e inmadura pero no podía ver la cara de Bill en el momento en que le dijeran que me había acostado con Edward… En realidad no le era infiel, no era su pareja… pero yo me sentía infiel porque él se comportaba como un novio enamorado… Y yo no… No estaba enamorada… En estos momentos sólo quería estar con Edward, porque él era el único que sabía cómo me sentía. De repente entró por la ventana… Lo miró Perchon y se echó en el suelo… Lo dejó pasar.
Se acercó por la ventana y me abrazó con fuerza.
- Shasha, ¡en qué lío te has metido mi amor!- Me dijo Edward mientras me abrazaba.
- Edward yo no quería… Estoy confundida joder- dije desmoronándome mientras me arrodillaba en el suelo.
- Shh, shh, tranquila. Ya estoy aquí contigo, no te preocupes…
- Y Bella qué. Tú tienes que estar con mi prima y tu futuro hijo – le reproché.
- Ahora mismo está sedada Bella y eso le durará horas. Ahora tú y yo lo vamos a solucionar Shasha.
- ¿Qué haremos?- Pregunté confundida.
- Escaparnos Shasha. Tenemos, los dos, que pensar en nuestras vidas y en nuestros sentimientos. No se lo diremos a nadie en donde estaremos, solo huiremos, ¿de acuerdo?
- Pero y ¿Alice? Nos verá en nuestras visiones, ¿no?
- Trataré de confundirla, Shasha. Lo tengo todo planeado. En cuando amanezca y Bill desaparezca nos iremos – me dijo Edward con decisión.- Confía en mí, será bueno irnos- me dijo mientras cogía el picaporte de la puerta y se marchaba de mi habitación.
No sabía qué hacer, como de costumbre. Quería confiar en Edward, pero él estaba casado y con un futuro hijo revolviéndose como loco en el vientre de mi prima… Era una locura. Y Bill… irme sin más…
Comparando las reacciones de mi despertar con Edward y mi reencuentro más tarde con Bill, francamente me quedo con la reacción que tuve yo sobre Edward. Eso es lo que tendría que hacer, pensar en mí misma y en mis decisiones. Pasar absolutamente en las reacciones de los demás, aunque les duela y me duela mucho…
A las seis y media de la mañana justamente Edward entraba por la ventana. Tenía en las manos las llaves del Porsche de Alice y se dirigió a mi armario cogiendo todo lo necesario y metiéndolo en una de mis bolsas de deporte.
- Edward, ¿estás seguro? – Le dije mientras hacía mi cama.
- Claro que sí, todo por nuestro bien Shasha… Si tú no estuvieras segura no te hubieras levantado con la ropa puesta, ¿no?- Yo sí estoy segura, he pensado y recapacitado. Lo único que necesito es cuidarme y apoyarme a mí misma. Buscar una solución. Pero, ¿y mi madre?
- Ya le he dejado una nota, he intentado copiar tu letra y no sé me da tan mal- dijo riéndose.
- Vale, y ¿Bella?
- Se encargará Alice, para algo es su cuñada y mejor amiga.
- Pero tú eres su marido – le interrumpí.
- No empieces Shasha, ya lo hemos decidido y hago esto no solo por mí, sino por las dos. Os queréis y por mi culpa os voy a separar- dijo Edward tomándome de la cara, con sinceridad.- Vamos, no perdamos más tiempo. Bill se ha cansado de esperar por ti y se ha marchado. Bella está dormida y Alice y Jasper están con ella, cuando despierten irán al aeropuerto de vuelta a Forks.
Sólo asentí con la cabeza. Cogí mis neceseres y mi bolsa y salí por la ventana, con ayuda de Edward. Nos metimos en el coche y le pregunté:
- ¿A dónde vamos Edward?
- Vamos a la isla Navassa, en el Caribe.
- ¿El Caribe? ¿Y cómo llegaremos Edward?
- He metido en tu bolsa tus libros de brujería, así que desde un piso que tiene mi padre en Nueva Orleans, harás un conjuro con el cual llegaremos.
- Pero… Yo no puedo hacer conjuros para mis beneficios Edward.
- Con esto no sólo te beneficias tú sola, también están Bill, yo y tu prima Shasha.
- De acuerdo- dije con un bostezo.
- Ahora duerme mientras nos dirigimos hacia allí.
Cerré los ojos mientras sentía las vibraciones del coche en el asiento, y así me adormilaba.
Al despertar observé que estaba sola en una habitación de un hotel y tenía ganas de estirar los pies así que fui a la ducha, me asee y me vestí. Al coger el picaporte de la puerta vi que había una nota de Edward:
Ni se te ocurra salir por la puerta, que luego pasa lo que pasa.
Fui a por comida para ti, mi amor.
Y así hice. No salí. Encendí la tele para pasar el tiempo. Y pasó. Edward llegó con dos bolsas de compra y se dirigió a una pequeña cocina americana que había en el pequeño apartamento. Se dispuso a prepararme el desayuno. Crepes de manzana, mis favoritos. ¿Cómo lo sabía Edward?
- ¿Cómo sabes que éstos son mis favoritos? – Le pregunté incrédula mientras alzaba con el tenedor un trozo de crepé.
- Tengo fuentes de información cariño.
- ¿Te lo dijo Alice?- Intenté sonsacarle.
- No – dijo entre risas.
- ¡Oye! Dime…- le hice pucheritos.
- Me lo dijo tu madre…- Me quedé con la boca abierta.- Tu madre no podía dormir el día que apareciste y yo no duermo, así que hablamos de… ti.
- ¿De mí?
- Sí, y en un arrebato le conté todo, menos de mi condición claro– me quedé con la boca aún más abierta.- Y lo mejor de todo, es que ella fue quien me dio el consejo.
- ¿Qué consejo? – Le pregunté rápidamente.
- El de marcharnos juntos para meditar… - Dijo en voz baja.
Mi madre era única, siempre pensaba lo mejor para mí y esto, sin duda, lo era.
Después de desayunar Edward salió y llamó por el móvil, seguramente a Alice. Yo aproveché y me acosté para despejar mi cabeza. Al rato tocaron a la puerta, como supuse que fue Edward le dije que pasara. Pero nadie entró al apartamento. Suspiré y me dirigí hacia la puerta.
- ¿No vas a entrar o qué?- Solté sin más. Cuando abrí los ojos vi a un rubio atractivo, atlético, alto y con una sonrisa en la cara que me daba mala espina.- Y ¿tú quién eres?
- Gracias por dejarme entrar…
- No, no. Aquí no vas a entrar- le dije interrumpiéndolo mientras lo empujaba fuera del apartamento, cosa que fue imposible.- Joder, qué eres de piedra o qué.
- Shhh rubita, tranquila- dijo poniendo un dedo sobre mis labios.- ¿Eres Shasha no?
- ¿Tú quién eres?- Le volví a preguntar. En verdad, su voz me resultaba muy familiar.
- Me llamo Eric Northman, para ti Señor Northman.
¡El vikingo! Quién me capturó- pensé de inmediato.- Hazte la loca… Edward estará cerca.
- ¿Eres muda Shasha?
- No sé quién es esa Shasha- le solté. Muy bien… aunque no ha sonado muy creíble.
Se acercó a mí y me tocó con su dedo índice la barbilla y el cuello.
- Sé perfectamente cuando alguien me miente… y tú lo estás haciendo en este momento- me rodeó y se puso en frente de mí.- Ahora dime preciosidad, ¿por qué no vuelves a Sheverport conmigo?
- Jamás. Además estoy acompañada y no tardarán en llegar.
- No por mucho tiem... – dijo mientras una mano le agarraba la garganta.
Y ahí estaba mi héroe. Edward lo cogía por la garganta para alejarlo de mí.
- Así que tú eres quién tenía presa a Shasha, cabrón.
- Y yo que me …- dijo escupiendo- esperaba a Bill Compton.
- Así que fue por él por qué la tenías…- dijo Edward soltándolo y cogiéndome de la cintura rápidamente. - ¿Por qué la cogiste a ella? ¿Por qué?- Le dijo Edward mientras le golpeaba en la cara.
- Porque todo lo que tiene Bill me interesa, tranquilo tío- le contestó Eric.
- Así que tú también le arrebataste a su antigua novia… - dije yo.
- Ni nombres a Sookie- me dijo Eric. Así que se llama Sookie…
- Entonces si Bill no la tiene, tú no la quieres, ¿no?- Eric confirmó asintiendo la cabeza.- Pues Shasha está conmigo, estamos pasando unos días románticos…
- Vale tío, no hace falta que te pongas así…- dijo Eric elevando los brazos. De repente desapareció de la habitación.
- ¿Qué coño quería éste Shasha?-Preguntó Edward.- Ya veo que a ti, pero ¿lo habías visto alguna vez?
- Estoy segura de que fue él quien me tuvo retenida en Sheverport…
- El vampiro rubio que vio Alice, ¿no?
- Sí…
- Bueno no pensemos más, hemos de irnos antes de que ese vampiro creído vuelva por aquí preciosa- me dijo mientras me daba un beso en la frente.
Después de arreglar nuestras cosas, nos dirigimos al porsche ahora de Edward, sacamos mis libros de brujería y formulé un conjuro para trasladarnos a cualquier lugar, aun no sabía si podía levitar tantos kilómetros sobre el mar y Edward no era de los vampiros que se desmaterializaban, así que lo mejor fue un conjuro… Unas palabras y el lugar escrito en un papel prendido fuego fue todo lo necesario. Cosa que funcionó, en cuestión de segundos tras hacerlo estábamos en la isla del Caribe.
- Es aquí. La isla Navassa – dijo Edward, relajado y, por lo visto, feliz.- Verás como a partir de ahora todo nos irá muy bien…