domingo, 27 de septiembre de 2009

Capítulo 8. PRIMERA PARTE

Bill estaba mirando la oscuridad de la noche por la ventana del salón. Salí del baño de mi habitación y Bill no estaba allí, así que bajé. Para esto que iba a saber a continuación, debería ser más fuerte que nunca. Así que comencé a dar un paso hacia delante, toqué el hombro de mi vampiro y dije su nombre.
- Shasha, amor… Tranquila, no te pongas nerviosa – me dijo mientras me reconfortaba en sus brazos.- Vamos a sentarnos, así estarás más calmada.
Fuimos al sofá del salón de mi casa. Parecía mentira, que un vampiro que me conocía solo de algunas semanas, fuera a contarme quién era yo en realidad. Lo más normal habría sido mi familia, mis padres, mi prima Bella o incluso Edward… Él era el que me había metido toda esta incertidumbre.
- Shasha, ¿estás preparada? – Dijo Bill tocándome la rodilla. Así que cerré los ojos, esperando a escuchar la voz de Bill mientras me descubría una verdad terrorífica… Cerré los ojos, fruncí el cejo y cerré los puños… Escuché un aullido ahogado… Ese aullido era mío, provenía de mi garganta. Abrí los ojos y la boca, boquiabierta a lo que veían mis ojos.


Había una bola azul en medio de la nada, en mitad del salón, enfrente de nosotros. Radiaba electricidad y mucho frío. Toqué la mano de Bill, aun apoyada en mi rodilla; pero no, no era él el que soltaba frío…
- Shasha, ¿te encuentras bien? No te asustes y desaparecerá el resplandor… - me dijo Bill muy seguro… ¿Por qué coño tenía tanta seguridad en su voz…? No entiendo nada… y eso me cabrea demasiado…
Sin saber de dónde salió la fuerza que tenía en ese momento, cogí con mis manos un cojín para hundir mi cara en éste, y se destrozó tan solo con el mínimo tacto, con plumas y más plumas volando.
- Bill… - dije temblando,- ¿qué coño ha sido eso? Y no me digas que me tranquilice, porque ni me vas a convencer, ni lo voy a conseguir, cariño – le dije atropelladamente.
- Pues bueno si no conseguiré calmarte ni relajarte… tendré que hipnotizarte… - dijo con su sonrisa torcida particular, enseñándome los colmillos.
- ¡Eh, eh! ¡Para! Ahora no quiero ni cariñitos, no hipnotizaciones, ni sensualidades, ni sexo. ¡Ahora quiero saber mi verdad! Y estoy descubriendo poderes o cosas que tengo, que salen de mi cuerpo y de mis sentimientos y tú eres el único que sabe de esta zona quién soy… Así que tardas en decírmelo, vampirito…
- Vale, vale… Eres una bruja- me descubrió Bill, atropelladamente.


Entonces, me quedé en shock… ¿Una bruja? ¿Cómo que una bruja? ¿De esas con pócimas y escobas? ¿De las que le salen granos en la nariz? ¡Qué horror! A pesar de que mi mente estuviera maquinando a cien por hora, yo seguía en shock. Mi cuerpo no respondía a ningún estímulo, estaba fría como si no corriera sangre por mis venas… Escuchaba la voz de Bill llamándome para que reaccionara, zarandeándome y pasando las manos por mi cara para que le viese. Yo ni mú.
Entonces caí en un profundo sueño, un sueño del que no quería despertarme. Un cansancio me recorrió todo el cuerpo, haciéndome sentir sin ganas de moverme, ni tan siquiera soñar en mi inconsciencia. Solo quería hundir mi cabeza más fuerte en la almohada o, mejor aún, abrir un hueco en la tierra y meterme en lo más profundo. No quería saber nada de nada ni de nadie. No quería ni recordar los sucesos de esa noche ni las palabras tranquilizadoras ni reveladoras de Bill. Así que dejé la mente en blanco… durante muchas y muchas horas…

***
Olí un olor rico a chocolate caliente y sentí frío… Era raro, porque en Baton Rouge, por la época de verano, siempre hace un clima caluroso y pegajoso. Me sentí aprisionada al tener tantas capas de sábanas, edredones y mantas, pero no tenía calor, estaba a gusto. Quería abrir los ojos, pero no podía porque mis párpados llevaban mucho tiempo cerrados. Mi boca estaba pastosa y tenía sed. Aún así la abrí y solté un gemido.




- ¿Shasha? ¿Estás consciente? – Dijo… ¿Edward? ¿Qué hace Edward aquí? Necesito respuestas, pero primero me tranquilizaré. – ¡Ey, Bella! ¡Tu prima se despertó, creo! – Avisó Edward en voz alta. Para que saliera de dudas asentí con la cabeza.
- ¿Bella? Prima… ¡oh, prima! – Exclamó Bella, esperanzada.- Tengo tu mano cogida. Si te encuentras mejor, apriétame la mano, ¿de acuerdo? – Así lo hice.
- Bella, ¿dónde estoy? – Dije lentamente, para que me entendieran.- Tengo sed. Agua – articulé como pude.
- Edward, vete a por agua por favor – se dirigió a su marido. Shasha, tranquila, ¿vale? Desperézate poco a poco, y te contaremos todo.
- ¿Me contaréis? ¿Quiénes?
- Estamos aquí Edward, yo y Bill. Y no, no estamos en tu casa. Ni en Forks tampoco. Ahora shhh, cálmate – me tranquilizó Bella.- Y, cuando estés lista y te encuentres mejor, me avisas para ayudarte a levantar, ¿vale? – Asentí. Me recordé a mí misma que debería ser fuerte y no desmayarme otra vez cuando me recordaran qué había pasado y quién era yo… Aunque de algo me acordaba… Bruja…. Shhh, sé fuerte Shasha, ¡por dios!
Unas horas después, no sé exactamente cuántas, me encontraba apoyada sobre el cabecero de la cama donde yacía. Obviamente no era mi cama, ni ninguna otra conocida. Bella me había ayudado a incorporarme, me había traído un té para calmarme los nervios y me había puesto una sudadera polar, ya que yo llevaba un mini pijama de verano y que aquí la temperatura no era muy agradable. Desde que estaba más o menos consciente, ya con los ojos abiertos, solo habíamos estado en esta habitación Bella y yo. Pero ni habíamos hablado.
- Bella, tengo muchas preguntas – ella asintió,- pero primero quiero saber dónde está Bill.
- No te preocupes por nada Shasha, Bill y Edward están abajo, haciéndonos el almuerzo. Y no estamos ni en América.
- ¿Cómo que no estamos ni en América? ¿Dónde estamos pues? – Entonces me acordé: - ¿Y tu luna miel prima?
- Mi luna miel ha durado 2 semanas, hasta que recibimos las noticias de Bill y yo caí enferma. Así que Edward no lo dudó ni un segundo y le prestó ayuda.
- ¿Estás enferma? – Pregunté, ignorando todo lo demás.
- De eso ya hace una semana. Llevas inconsciente casi una semana y media prima. Y no estoy enferma, estoy embarazada.
- ¿Embarazada? ¿Los vampiros pueden tener hijos? ¿Y con humanos? – Esto cada vez me resultaba más confuso.
- Sí pueden. Pero es muy raro que pase. Pero como yo soy el bicho raro de siempre, pues eso, me ha tocado – me explicó mi prima.- Bueno, ya hablaremos de mi embarazo más extensamente Shasha. Ahora estoy preocupada por ti, ¿cómo te sientes? – Me preguntó retomando el tema.
- Pues bien… No sé, tengo el cuerpo cansado y ni siento frío ni calor. Al despertar tenía los párpados muy cansados, pero supongo que se debe al llevar tanto tiempo dormida.
- No, no estabas durmiendo. Entraste en un modo de inconsciencia, el cual se llama drummy. En la drummy, tu cuerpo, tanto exterior como interior, tanto físico como psíquico, empieza a cambiar, a levitar, a transformarse en lo que eres… - Bella, se calló, dándose cuenta que cometía un error.
- No, no pares de decir lo que estabas diciendo. Sé lo que soy, o al menos lo que me dijo Bill. Una bruja, ¿no es así?
- Sí, una bruja. Mejor dicho, una bruja celta. Este tipo de brujas provienen de siglos y siglos atrás. Poco después de los primeros años de vida en la Tierra. No te asustes Shasha, eres una bruja buena, de magia blanca. Ya lo irás viendo…
- Pero… ¿por qué me he convertido en esto?
- Esto sucede de generación en generación, solo con las mujeres de la familia. Pero no por parte de nuestras madres, sino de tu padre.
- Pero mi padre es hijo único… Es decir, ¿mi abuela era bruja?
- Sí. Así que si te sirve de consuelo, al morir tu abuela, dejó unos escritos y unos libros especialmente para ti. Los tiene tu padre… Así que cuando volvamos a Baton Rouge, le preguntas por ello. Él no sabe nada de la existencia de las brujas, así que ten cuidado.
- Vale… ¿Y dónde estamos?
- Estamos en Krems, un pueblo cerca de Viena, la capital de Austria. Viena es de origen celta. Bill investigó y tus antepasados primeramente se asentaron aquí – me explicó Edward, que traía en una bandeja un desayuno para mí.
- Así que hemos concertado una cita con una mujer llamada Amelia, es una bruja celta con algunos rasgos similares a los tuyos. Vendrá por la tarde, así que tienes tiempo de organizar tu cabeza y tus ideas, ¿vale cariño? – Me dijo Bill desde la puerta.
- Ah, gracias… Gracias por todo – dije algo confundida.- Si no os importa, me gustaría meterme en la ducha y aclararme las ideas debajo de un chorro de agua caliente.
Bill me dio un beso en la mejilla y me ayudó a pisar el suelo. Éste estaba frío, así que me cogió en brazos hasta dejarme en la alfombra del baño contiguo a la habitación. Ya, por mí sola, regulé los grifos hasta dejar el agua casi ardiendo, me quité lo que llevaba puesto, me senté en el suelo de la bañera y me empapé de agua caliente. Cerré los ojos y me relajé profundamente, sentía cada gota de agua como un puñal en mi cuero cabelludo, hombros y espalda, tenía tal cansancio en mí que sentía como si cada gota pesara 100 kilos. Cuando ya sentí que en mi espalda salía sarpullidos de los chorros de agua ardiendo y de su presión, me incorporé con cuidado, pues aún seguía algo mareada, me apoyé en los azulejos y respiré hondo. Instantáneamente, quise continuar, pero no solo continuar con el enjabonado de mi pelo y de mi cuerpo, sino continuar con mi vida, en la cual debía asumir quien era yo. Por tanto, continuar, o tal vez empezar, con la vida que lleva una chica de casi 22 años siendo una bruja celta.



Cuando salí del cuarto de baño, ya no me esperaba nadie en mi habitación, así que me vestí con ropas que me había dejado Bella sobre la cama y bajé las escaleras contiguas al dormitorio. Abajo se encontraba la cocina, el salón y la salida a un jardín. Miré el reloj y aún era de día, miré hacia las ventanas y pude comprobar que había persianas de aluminio, especiales para vampiros como Bill.
- ¡Hola! – Le dije a Bill, mientras me sentaba a su lado en el sofá del salón. Me dio un beso en la comisura de los labios y me dedicó una sonrisa preciosa.
- ¿Cómo estás preciosa?
- Bien… En serio, mucho mejor. Solo tengo una pregunta… ¿Cuándo empezaré a notar los cambios de mi transformación? Ya sabes… ¿Cuándo se me verán arrugas y verrugas feas? – A lo que Bill contestó con una carcajada tremenda. - ¿Qué pasa? ¿He dicho alguna tontería Bill?
- No, no preciosa. Es que te llevas mucho por las películas. No todas las brujas son así: feas y horrendas. Más bien de esas quedan pocas y viven en sitios recónditos del planeta, ese tipo de brujas son malvadas. Pero tú… Tú serás de esas brujas con su belleza y apariencia normal, como una humana. Con tu belleza, tienes el mismo don que los de mi especie, es para llamar la atención de los humanos, para incitarlos a que vengan a ti, para, quien sabe, o seducirlos o sonsacarles información.
- ¿Y me ves algún cambio en mi apariencia física? Porque yo no me veo más bella Bill.
- No, yo no puedo apreciar nada. Primero, porque al tener tú magia blanca, yo también soy bueno y no distingo nada que me llame la atención; y segundo, no soy humano para apreciar ese tipo de cosas. Pero tú sabes que para mí eres muy hermosa amor – dijo Bill, poniéndome una mano en mi muslo y mirándome con ojos ardientes.




- Bill… - me quejé.
- Tranquila Shasha… Aún quedan unas cuantas horas para que venga la visita de la bruja celta… - Entonces me tocó más arriba de mis muslos y solté una descarga eléctrica y Bil se alejó.
- ¿Qué pasa? ¿Tú también los has sentido?
- Sí… ¡Guau! Si dijera que estoy vivo, te diría que casi se me para el corazón o que tengo los pelos de punta, o alguna expresión de esa… - Dijo riéndose.- Tú ya me entiendes.
- No me hace gracia Bill. Sé que lo he hecho yo, sentí toda esa energía salir de mi cuerpo Bill – le dije seria.
- Perdona amor, es que hace tiempo que no sentía una sensación así. ¿Edward? ¿Puedes venir un momento? – Alzó la voz porque Edward estaba con Bella preparando el almuerzo. Edward salió con un delantal de la mano de Bella, quien tenía la cara blanca de harina, los dos riéndose como los dos recién casados que eran.


- ¿Qué pasa Bill? – Dijo riendo Edward, mostrando esos dientes tan blancos y perfectos que relucían y con su sonrisa torcida. Acto seguido, sentí otra descarga eléctrica que tiró a Edward de espaldas arrastrándolo hasta el suelo de mármol de la cocina.
- ¡Oh oh! – pronunciaron mis labios. – Me temo que también lo he hecho yo. Y estoy preocupada.
- ¿Cómo has hecho eso Shasha? Si no has ni tocado a mi marido – dijo Bella interesada.
- No lo sé. Con Bill sentí la misma energía, pero él me estaba tocando… Acercándose a una zona íntima – dije avergonzada.
- A ver, inténtalo conmigo prima. Mírame, tócame o piensa en mí de alguna manera particular – dijo Bella, intentando ayudarme.
Así lo hice. Primero la miré fijamente, después la toqué, por todas partes – suerte que era mi prima-, y por último pensé en ella, en nuestro pasado, en nuestro presente y en ella con Edward. Nada. Después se me ocurrió pensar solo en Edward, como si no estuviera casado con ella, y entonces sucedió. Otro choque de energía golpeó a Edward y esta vez lo sacó de la casa por la ventana. La ventana se hizo añicos y entró el sol con fuerza. Bill estaba distraído leyendo un libro cerca del piano que había en el salón. Corrí con fuerza, una fuerza suprema que nunca hubiera sido capaz que podía correr así y empujé a Bill por las escaleras hacia abajo del sótano. Él me miraba todo sorprendido y bajé con él.


- Pero, ¿qué sucede mi amor?
- Te tienes que quedar aquí hasta que anochezca. He empujado a Edward, no sé cómo, con esa energía extraña que emana de mí, hacia la ventana, la cual se hizo pedazos y entran muchos rayos de sol. Lo siento mucho Bill – le dije rápido y con lágrimas en los ojos.
- No pasa nada mi vida – me reconfortó é, acariciándome el pelo.- Bueno, podrían una tele, unas botellitas de “Sangre Fresca” y unos libros… Así paso la tarde, ¿no crees?
- Pero, ¿has descansado algo?
- Sí, sí ayer dormí día y noche. Ya que Edward no duerme, pues aproveché por si hoy despertabas y lo aprovechaba contigo nena.
- Vale, en seguida te bajo las bebidas y los libros. Y, cuando pueda, Edward una tele, ¿de acuerdo? ¿Estarás bien mientras almorzamos Bella y yo?
- Sí, no te preocupes. Yo como más tarde – dijo dándome un beso en la mejilla, para después posar los labios sobre los míos. Sentí esa energía pero supe manejarla apretando mis puños. No quería hacerle daño al hombre que quería, así que controlé esa energía todo lo que pude. No sirvió de mucho, ya que un poco traspasó al cuerpo de Bill, haciéndole reaccionar separándose de mí y mostrándome una erección.
- Ey, nena. La acabo de sentir – me dijo dulcemente.- Pero mejor no vayamos a usar la energía. Vamos a esperar a que venga la bruja celta después. ¿Vale?
- ¿Qué pensabas? ¿Qué me iba a aprovechar de la situación Bill? – Le dije pícaramente y con una sonrisa un poco sensual. Seguí dándole dulces besos en sus labios y lamiendo sus colmillos hasta que escuché la voz de Bella llamándome.- Bueno, vamos a parar ya –dije ahogadamente,- que seguramente que ya está lista la comida cariño.
Le di un último beso de despedida a mi vampiro y me dirigí escaleras arriba a comer. Bella, junto con Edward, había preparado una ensalada de col, unas empanadas de manzana y, de postre, unos brownies de chocolate. Todo muy americano, sí señor. Vi que era mucha comida para las dos. Bueno, lo que sobre para mí vampiro castigado del sótano – pensé asombrada por toda la comida. En cuanto nos sentamos en la mesa Bella y yo, tocaron el timbre. Bella fue a abrir y saludó con la mano a alguien.
¡Vamos! ¡Qué pintas tengo yo para visitas!
La persona que entró antes que Bella era una mujer mayor, de unos 50 y algo. Era una mujer preciosa, a lo mejor tenía más edad y no los aparentaba. Con pelo blanco, mechado con negro, y un corte champiñón, se dirigió a mí e inclinó la cabeza. Le mostré mi mano para saludarla como era debido. Pero ella me cogió y me la viró, la cual quedaba con la palma hacia arriba. Trazó un par de líneas por la palma, la cual me hacía cosquillas pero no era la energía. Yo la aceptaba a ella, aceptaba su contacto. Después murmuró un “mmmm” e inclinó la cabeza de nuevo. Le toqué el hombro y dije:
- Hola, señora. Soy Shasha Douglas…
- Shasha… - y empezó a hablar en otro idioma.
- Shasha, no te asustes – me previno Edward.- Solo habla en su idioma natal. En celta. No sabe hablar inglés, pero sí alemán. Tranquila, yo haré de traductor.
La señora y él empezaron a hablar en la mesa. Por lo que había cogido de la conversación la mujer se llamaba Amelia, como ya sabía; de resto nada más. Me quedé a la espera, hasta que Bella se fue al sótano a llevarle algo a Bill. Entonces Edward cerró los ojos, se concentró y los abrió de par en par. Me miró fijamente, parecía que tenía más pupila que el resto del ojo y me dijo seriamente:
- Entonces, es verdad. ¡Existen! – Dijo casi chillando. Tenía pánico en los ojos.

**Gracias Cuquita mía por la fotito!!**

3 comentarios:

  1. Muy interesante, tengo ganas de saber más !

    Graciassssssssss Cris

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  2. Ahhh! emoción, intriga !!!! que pasará, que pasará...
    Yo creo que Shasha desea a Edward! Mmmmm! Aunque quiera a Bill.
    Que hagan un trio, nena, jajaja.

    un besoooooo!

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  3. Ay mi Cuca!!!!! Que emocionanteeeeeee

    besitooos

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